Non queremos ser raíñas, por Eli Ríos



Este ensaio, Íbamos a ser reinas, ten un subtítulo, "mentiras y complicidades que sustentan la violencia contra las mujeres", que xa nos avisa de que non é unha lectura fácil, non. Os temas dos que trata enxertan nos mitos que sustentan a violencia de xénero, o abuso sexual, económico, psicolóxico,... Si, de todas esas mentiras que teñen consecuencias dolorosas. A autora ponnos un espello diante para que nos miremos nel e analicemos as nosas complicidades diarias con ese sistema machista e patriarcal. E faino desde onde máis doe: recolle as palabras, en diferentes entrevistas, de mulleres reais, daquelas que son a nosa nai, a nosa veciña ou nós mesmas.

Este estudio sae á luz, por primeira vez en 2002, e a autora explica a súa xénese: "Este libro nace de aquella mirada de tristeza, del trabajo de diez años buscando respuestas a aquel «estoy enamorada». El resultado es el testimonio de las mujeres silenciadas, maltratadas por sus parejas y por una sociedad que ni siquiera escucha sus opiniones y análisis. Junto a sus palabras, algunas reflexiones que quisiera ayudaran a desmontar las mentiras, a desenmascarar a los cómplices que sustentan la violencia contra las mujeres. A lo largo del libro, en cada frase, quiero depositar todo mi cariño hacia esas mujeres a las que sin ninguna razón les están robando, les han robado la vida, estén vivas o enterradas, y todo mi desprecio hacia quienes se consideran propietarios de la dignidad de otros seres humanos" (páx. 23). En 2017 actualizou esta obra e, Núria Varela, conta nunha nota introdutoria: "Lo más importante de lo ocurrido en estos quince años es que 910 mujeres han sido asasinadas por los hombres de los que se enamoraron. En los quince años que más se ha trabajado, legislado y, supuestamente, sensibilizado socialmente sobre la violencia de género, en el espacio de tiempo en el que continuamente se han reclamado medidas rotundas, urgentes y adecuadas para erradicar esta barbarie, nos faltan 910 mujeres. Mujeres que no pertenecían a bandas criminales, ni eran delicuentes, ni vivían situaciones de riesgo voluntario. Nos faltan 910 mujeres con nombres y apellidos;con sueños, ilusiones, proyectos de vida; con familias y amistades. Novecientas diez mujeres entre las que había jóvenes y muy jóvenes, mayores, ancianas, ricas, pobres, universitarias, que apenas sabían leer y escribir, amas de casa, profesoras, abogadas, mésicas, limpiadoras,... Todas distintas, todas únicas, todas irremplazables" (páx. 26). Esta recensión é, tamén, un convite a que leamos, en primeira persoa, os relatos directos das mulleres que aparecen no libro, que acompañemos os datos rigorosos que presenta a autora para afastarnos dos "opinólogos" porque a sociedade patriarcal inoculounos "as grandes mentiras"(páx. 21) sobre as que asenta a desigualdade e a violencia de xénero normalizada, e naturalizada, polos medios de comunicación e a sociedade. Esta impunidade contra os maltratadores fai que a violencia contra as mulleres sexa un ciclo sen final, que nos falten 910 mulleres quince anos despois da primeira edición desta obra.

Os agresores non son persoas tolas nin enfermas; nin a idade, pobreza ou alcolismo xustifican os seus actos. Os mecanismos sociais, educativos, legais, relixiosos, etc, actúan como cómplices para que nós como sociedade naturalicemos a violencia e non só non lle prestemos atención, senón que non poñamos fin a esta situación. Os datos e as palabras das mulleres que aparecen nesta obra demóstrannos que podemos e debemos movernos. É urxente porque hai moito camiño andado, pero aínda nos queda moito por facer. Non é fácil mirar este espello que nos propón Núria Varela, non, pero si necesario. É necesario acompañar a análise que nos propón polos micromachismos, dependencias emocionais, sobre como se perpetúa o maltrato, a construción da masculinidade, o machismo no universo dixital ou "as cifras de la vergüenza"(páx. 303), entre moitos dos temas que documenta rigorosamente Íbamos a ser reinas.

Á parte do prólogo de Marcela Serrano e as notas da autora xa mencionadas, hai un anexo final clarificador: Cronología de los procesos judiciales del caso de Juana Rivas no que a autora só coloca datas e descrición dos feitos. Non opina en ningún momento e tampouco é necesario porque segundo imos lendo as diferentes actuacións identificamos cada un dos temas deste libro. En cada sentenza poñemos, sen dubidalo, os títulos dos diferentes capítulos da obra: sentencias denigrantes, los prejuícios de sus señorías, las consecuencias de la impunidad, la excusa de los hijos y las hijas, culpables hasta que no se demuestre lo contrario, noches de terror, el maltratador agrede porque puede,..., e así un por un ata chegar a "ya no tengo ganas de que me mate"(páx.45).

Pero, tamén, hai lugar, por incrible que pareza para a esperanza: "Parece un despropósito, después de todo lo expuesto a lo largo de este libro, después de tanto dolor, tanto sufrimiento, tanta impotencia y tantas renuncias, concluír con un testimonio y unas reflexiones optimistas. Sin emabrgo, no puede ser de otra manera. Me resisto a resignarme pensando que Anita, Claudia, Sandra, Alba, Carlota o Celia, cualquiera de las niñas que con 3, 7, 9, 10 o 12 años, ha vivido parte de su niñez en una casa de acogida por la violencia que sufrían sus madres, puedan ser víctimas de violaciones, torturas, palizas y humillaciones cuando sean mayores" (páx.282), afirma a autora porque "las mujeres hace mucho tiempo que luchan contra la minusvaloración y ridiculización de lo femenino, y sobre todo, contra la división que el patriarcado ha pretendido imponer entre nosotras. Las redes de solidaridad femenina cada día son más importantes, así como la conciencia de que los cambios en este sentido nos atañen a todas las mujeres de todo el mundo"(páx. 296). Recollamos esta proposta da autora. Resistámonos a resignarnos, tezamos redes rexas que nos sosteñan a todas e que isto non sexa un final na nosa lectura, senón un punto e seguido.

Varela, N., Íbamos a ser reínas, Ediciones B, 2017









Comentarios